Ciudad: condición de ciudadano





La condición de ciudadano y la definición de ciudad están íntimamente relacionadas. La crisis de las estructuras político-administrativas hace necesario el re-pensar los conceptos de ciudad y ciudadanía desde las prácticas de la propia comunidad.
Cómo ser ciudadano.


6:30 am Se levanta, ducha y desayuna. 7:40 am Alcanza la estación, en invierno ve amanecer a lo largo del paisaje que recorre, con suerte, en unos 20 minutos. 8:00am Entra a la estación central, abarrotada de personas que llegan, esperan o van. 8:05 am Toma su bicicleta, otros van a pie. 8:20 am En el trabajo.


¿En cuántos espacios ha transcurrido la escena convencional anteriormente descrita? Tomemos dos de los espacios de la ciudad, el funcional y el político-administrativo. En el espacio funcional hemos estado en el barrio, la ciudad, el área metropolitana y en la región urbana; en el espacio político-administrativo, hemos estado en el Distrito, el Municipio, la Diputación o Cabildo, las Entidades Metropolitanas, Autonomías y Estado.

La condición de ciudadanía se ha descrito históricamente como la pertenencia a la ciudad, con sus correspondientes derechos y deberes. Esta condición de ciudadanía se transfirió al estado-nación desde que éste se convirtió en el ámbito político-administrativo predominante. Ahora, de nuevo, esta condición vuelve a estar en crisis al mismo tiempo que el estado-nación.




La ciudad a la que hacemos referencia como ciudad funcional ha sobrepasado los límites y esquemas de la ciudad político-administrativa. En general estén definidas o no, como áreas metropolitanas de derecho, vivimos en ciudades que abarcan o influyen a varios municipios y a distintos ámbitos político-administrativos. Es habitual que en nuestro recorrido diario nos enfrentemos a diferentes circunscripciones de las distintas administraciones que se superponen sobre un mismo territorio.

La estación de trenes de cualquier ciudad es un ejemplo paradójico de los espacios de los flujos y los lugares. De forma rápida y no precisa: las estaciones pertenecen [3] a una entidad pública dependiente del presupuesto estatal, mantienen una coordinación de los organismos de transportes autonómicos, influyen y afectan al desarrollo regional y conectan localmente municipios que conforman una misma ciudad funcional.

Esta superposición de niveles administrativos múltiples enfrenta al ciudadano a una situación paradójica y contradictoria en la que su relación de pertenencia con el lugar varía en función de cómo se relaciona con estos ámbitos político-administrativos superpuestos. Para esa persona “su realidad” sigue siendo única y no es una realidad multiplicada. Sin embargo, obtiene respuestas múltiples de cada uno de los intermediarios de las administraciones que están implicadas. No sólo es una cuestión de atención de los servicios. El ciudadano ha de recordar que estas instituciones públicas se definieron al haber cedido parte de su voluntad individual al procomún. Por lo tanto, su condición de pertenencia ciudadana se ve multiplicada en todas estas instancias.



Ante esta crisis, ¿qué es ser ciudadano?


Al margen de disquisiciones administrativas, éticas o políticas, podemos afirmar que ser ciudadano es pertenecer a una ciudad. Pero, ¿cuántas formas de pertenecer a la ciudad podemos llegar a reconocer? Hay quien el más estricto sentido, afirmaría que es ciudadano quien forma parte del padrón o censo en la localidad y de esa forma obtiene una serie de derechos y deberes al pertenecer a ese lugar.

Pero, ¿no es una afirmación totalmente excluyente respecto de todas las personas que habitan la ciudad cotidianamente? Desde el estudiante que a lo largo de nueve meses habita la ciudad, el trabajador que tiene su residencia en otra localidad, desde el turista y el migrante, el visitante ocasional y el regular. ¿No es dejar a esas personas sin el derecho, y los deberes, de la ciudad que habitan? En el sentido más amplio, ciudadano es cualquiera que habita la ciudad. De forma que, cualquiera que interactúe en la ciudad es ciudadano de esta.

Las distintas prácticas de los ciudadanos son las que redefinen el propio concepto de ciudad y ponen en crisis las convenciones históricas de la ciudad. Es en estás prácticas dónde encontraremos respuestas para esta crisis.
Paco González

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